DR: SIMÓN LOAIZA

El Niño que se "priva"

¿Qué son los espasmos del sollozo?

Los niños, por lo general, lloran con facilidad y suelen acompañar el llanto

con sollozos, o sea, movimientos del cuerpo y respiraciones ruidosas. Pues

bien, en algunos niños, al llorar o sollozar, a veces también ante un susto o

una sorpresa, se produce un cese momentáneo de la respiración que puede

provocar un cambio en la coloración de la piel (pálida o azulada), pérdida de

conciencia e, incluso, movimientos convulsivos (sacudidas de brazos y

piernas). Se suele decir que el niño se ha privado.

A pesar de lo aparatoso del cuadro, la respiración se reanuda de manera

espontánea al cabo de unos segundos (habitualmente menos de 1 minuto)

sin necesidad de llevar a cabo ningún tipo de maniobra y el niño se

recupera completamente en unos instantes. Los padres tardan algo más :-).

Le ocurre a un 5 % de todos los niños sanos y suele aparecer por primera

vez entre los 6 y 18 meses y desaparecer antes de los 7 años de edad.

¿Por qué se producen?

No se conoce la causa, aunque se sabe que puede influir la herencia, porque

sucede con una frecuencia mucho mayor cuando lo ha sufrido algún otro

miembro de la familia (35 % de los niños).

La frecuencia en que se producen es muy variable: hay niños que tienen

espasmos del llanto varias veces al día y otros en los que se presentan de

manera ocasional.

¿Pueden tener alguna consecuencia para el niño?

Los espasmos no producen ningún daño inmediato ni tardío al niño.

Tampoco tienen relación con la muerte súbita del lactante.

¿Qué hay que hacer ante un espasmo del sollozo?

Lo más importante es mantener la calma. Algo fácil de decir pero difícil de

llevar a cabo. Conviene recordar que tienen una naturaleza benigna y que

se resuelven sin complicaciones en unos segundos, por lo que no habrá que

llevar a cabo ninguna maniobra de resucitación o de otro tipo que podría

conllevar, por sí misma, un riesgo mayor de lesiones. Es recomendable

situar al niño en la postura de decúbito supino (tumbado boca arriba) para

favorecer el flujo cerebral y prevenir accidentes. Debe mantenerse la calma

en todo momento, evitando golpear, gritar o zarandear al niño.

Al cesar el episodio es recomendable adoptar una actitud neutra sin mostrar

preocupación o enfado delante del niño -o sea, "llevar la procesión por

dentro"-, y sin que éste perciba ninguna ventaja por haberlo

experimentado. En estos niños es especialmente importante establecer unas

normas de conducta claras y coherentes, dado que, una vez que conocen

sus límites, las situaciones de frustración que podrían conducir a crisis de

llanto y espasmos de sollozo se reducen, como ocurre con las rabietas.

Todas las personas que se ocupan del cuidado del niño deben estar

advertidas de que el niño puede tener espasmos del sollozo y deben

procurar comportarse con la misma calma que los padres.

¿Se pueden prevenir?

En principio, tienen un carácter involuntario, el niño no lo hace a propósito,

pero cabe la posibilidad de que algunos niños aprendan a utilizarlo para

llamar la atención o conseguir algún beneficio, lo que habrá que tener en

cuenta especialmente en aquellos niños en los que se repite con mucha

frecuencia, para asegurarnos de que, con su actitud, no obtienen ninguna

recompensa.

¿Cuándo se debe consultar?

Si los padres están preocupados por estos episodios, quieren confirmar que

son espasmos del sollozo o necesitan apoyo, puede ser conveniente

consultar. También si aparecen antes de los 6 meses, después de los 7 años

o si son muy frecuentes, puede ser aconsejable que el pediatra examine al niño

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